Esquel

Esquel

Vendía por el facebook y un supuesto comprador me quiso estafar

Todos los días cantidad de personas reciben llamados o mensajes con oportunidades para hacer negocios, obtener premios o beneficios e incluso pedidos de ayuda ante situaciones en que alguien de la familia se encuentra en una situación de riesgo. Detrás de esas comunicaciones se ocultan motivaciones muy distintas de las anunciadas. Son personas que destinan su tiempo y esfuerzo a crear situaciones ficticias para captar el interés de la gente que contactan, al punto de obtener datos personales y bancarios. Con esta valiosa información poco más deben hacer para vaciar cuentas o cargar gastos a tarjetas de crédito e incluso obtener dinero entregado en mano.

Esto me pasó a mi 

Tiempo atrás publiqué un producto en un sitio de compra-venta en Facebook. Hace rato que no actualizo la publicación ni recibo consultas, hasta este lunes a la tarde. Un tal Alejandro Rodríguez (https://www.facebook.com/profile.php?id=100069149709076) decía en una burbuja de chat:

R - Disculpe me comunico por la mesada

Yo – Hola. Mesada?

R – Si bajo mesada?? Sisi un mueble. Me lo mostraría. Tiene imágenes

Yo – Ofrezco una alacena colgante. No bajo mesada (vínculo de la publicación)

R – Ahh es colgante. Tiene donde comunicarse…

De esta manera comenzó el contacto que continuó vía Whatsapp desde el teléfono +54 9 3487 34-5843. El supuesto comprador decía estar en El Bolsón y que gastaría mucho en el flete para buscarla en Esquel, le confirmé que le saldría más el transporte que lo que estaba comprando.

Yo – A menos que tuvieras un conocido que viaje

R – Sisi. El flete mismo

Yo – Conversalo con él. No hay problema. En este momento no hay otra persona que me esté preguntando así que puedo guardarla para cuando haga un viaje.

R – Genial para mañana podrá

Yo – Sí. A la tarde

R – Diga la hora

Yo – Que me contacte

 

Olor a gato encerrado

Al día siguiente volvió a escribir. Me preguntó a qué cuenta enviar el dinero. Le propuse que traiga la plata su conocido del flete y rechazó la opción. Le pasé el CBU y alias. Luego me preguntó por más detalles de la alacena, el tipo de vidrio, la madera, etc, etc.

Pactamos que el flete pasaría entre las 14 y las 16. Nunca me pidió la dirección, ni yo se la di. Algo olía raro y preferí entregar uno a uno los datos, en la medida en que fueran necesarios.

Me imaginaba que había gato encerrado. Pensé que llegaría el supuesto flete y que con alguna excusa trataría de llevarse el producto sin que se hubiera acreditado el dinero en la cuenta. Por supuesto que no se lo iba a dar por más que se frustre la venta.

Pero el interés del comprador (estafador) no era mi alacena, era mi dinero.

 

Desde el banco

Nadie me contactó hasta las 16:05. Entonces recibí un llamado. Era el supuesto Alejandro que decía hablar desde adentro del banco porque estaba intentando transferir. Le dije que a esa hora estaban cerrados los bancos y él justificó la situación argumentando que golpeó y golpeó hasta que los hizo abrir. Entonces le pregunté por qué no transfería por el cajero y dijo, sí, en el cajero… Todo sonaba raro, pero decidí seguirle la corriente manteniendo el alerta. Dijo que me estaba transfiriendo y que el cajero le tragó la tarjeta, pero que antes, “alguien” le dijo que había transferido 65 mil pesos, en lugar de 6.500.

Lo tranquilicé, diciendo que me iba a fijar inmediatamente si entró el dinero y que en tal caso le pediría un CBU y le devolvería el excedente. Que no se preocupe. No lo notaba preocupado. Antes de cortar dijo que estaban llamando desde el banco a “casa central”.

Entré a mi home banking y como era de esperar no había más que gastos y ningún ingreso reciente de dinero. Mucho menos de 65 mil pesos.

Pensando aun en que podía haber un pobre hombre no acostumbrado a las transacciones bancarias, asustado con la pérdida de esa suma de dinero, hice una captura de pantalla de los últimos movimientos y se la envié, para demostrar que no lo engañaba al decirle que la transferencia no había llegado a hacerse.

Yo – No se hizo ninguna transferencia. Se ve que no se llegó a concretar. Me vuelvo a fijar en unos minutos.

R – No ahora van a llamar a la central

Yo – Cuando recuperes la tarjeta verás que faltó confirmar o algún paso porque no se hizo.

 

“Hola. Hablo de casa central del Banco Galicia”

En cuestión de segundos me contactó un supuesto técnico de “casa central” del banco. Le hice repetir su presentación. Su forma de hablar no se ajustaba ni a los protocolos de comunicación, ni al tipo de mensaje, ni mucho menos a las voces que acostumbro escuchar cuando se comunican desde el banco.

A esta altura de las circunstancias ya no tenía más dudas.

Yo – Más que una llamada del banco, esto se parece a una estafa.

CC – No sé cómo se comunican con usted, yo soy un técnico y me comunico así. Usted recibió 65 mil pesos…

Yo – Mire, no recibí nada, ni le voy a dar ninguna información a usted….

La discusión concluyó con el sujeto diciendo “bueno llame al banco si quiere” y cortando.

Nadie más me llamó, no recibí ni un mensaje más del tan interesado comprador Alejandro Rodríguez. La alacena sigue sin venderse y los datos sensibles de mi cuenta bancaria siguen siendo desconocidos para los estafadores.

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