El Fíat Uno y la bicicleta
Juan Carlos Núñez y Mario Nahuelcheo fueron designados para estar al frente de las investigaciones y el trabajo de calle en la causa “Embrujo”. La tarea que realizaron en medio de muchas carencias, resultó clave para la resolución de las causas. Ambos fueron oficiales de la Policía del Chubut. Núñez tiene 45 años. Llegó a ser comisario inspector en su carrera en la policía donde estuvo 27 años. Está casado y tiene dos hijos: una mujer de 25 y un varón de 19. Estudia ciencias políticas desde hace 5 años. Nahuelcheo tiene 39 años. Y 19 en la fuerza donde llegó al cargo de subcomisario. Está casado y tiene un hijo de 8 años. “Dejé una carrera trunca en la fuerza pero no me arrepiento para nada”. Y agrega: “Además sabía que mucho más lejos no iba a llegar”.
-¿A esta gente tenemos que detener?
-Si, a esta gente. A ponerse en marcha…
Eran las 6 del 7 de marzo de 2018. El comisario Juan Carlos Núñez y el subcomisario Mario Nahuelcheo, pertenecientes a la Policía Judicial estaban rodeados de 10 oficiales. Habían sido minuciosamente seleccionados de las ciudades de Rawson, Esquel, Comodoro y Puerto Madryn. Por razones obvias, ninguno de Trelew porque las detenciones iban a realizarse en esa ciudad. Fue el comienzo. Ninguno de los 10 sabía el motivo por el cual habían sido convocados un día antes. Era necesario mantener la mayor discreción sobre el tema. Pocos minutos después se producían las primeras detenciones de la causa “Embrujo” en lo que significó uno de los hechos más trascendentes del año. Los 10 oficiales se sorprendieron por los nombres. Eran nombres que representaban al poder.
Núñez y Nahuelcheo fueron designados al frente de las investigaciones . Ambos de larga trayectoria en la policía de la provincia, resignaron la continuidad de sus carreras dentro de la fuerza para abocarse a una tarea diferente a todas. “Lo hicimos con gusto. Con orgullo propio. Tenemos formación policial y sabíamos que esto era algo demasiado importante”, dijeron.
La tarea no fue fácil. No solo por lo complejo del caso. También por los escasos recursos con los que contaban. Un Fíat Uno que ya se convirtió en un emblema para las causas, falta de combustible, una sola computadora, una oficina de 2 por 2, una bicicleta. Sólo por contar algunos. Pero lo hicieron.
Núñez asegura que “los allanamientos fueron clave. Yo creo que la investigación se definió allí. Ni en las escuchas ni en los expedientes de los cuales no niego su importancia. Pero lo que encontramos y lo que vimos cuando allanamos le fue dando una gran vuelta de tuerca a la causa”.
Y agrega: “La documentación que estaba en la camioneta de Diego Correa el día que lo detuvimos, lo que encontramos en la casa de los padres de Diego Luthers, los papeles en la casa de Playa Unión que estaba alquilada por Obras Públicas. Fueron un cúmulo de cosas que se convirtieron en piezas clave”.
Nahuelcheo recuerda aquellas recorridas en bicicleta para saber qué pasaba alrededor de residencias en Playa Unión. “Eran días de intenso calor. La gente caminaba hacia la playa a disfrutar del día y yo andaba en una bicicleta tratando de saber algo que aportara a la investigación. Algunas calles eran de ripio. Ahí sí que puedo decir que tuve que “pedalearla”. Usaba la bicicleta porque no había otra cosa”.
Para ambos, lo que tiene que mantener firme un investigador es la credibilidad. “Trabajamos para eso. Si la perdés, si dejás de ser creíble, todo se derrumba”. Nahuelcheo confiesa que tuvo algo de “desconcierto e incertidumbre cuando lo convocaron. Pero después ni lo pensé. Sabía que dejaba una carrera policial trunca. Pero también sabía lo valioso de esta convocatoria, sobre todo porque sería beneficiosa para la gente”.
Núñez dijo que “a pesar de haber llegado lejos, no sabemos hoy en día hasta donde llega la corrupción. Los principales involucrados tenían contactos por todos lados. Creo que avanzamos un 25 por ciento con esta causa (“Embrujo”) pero hay mucho más. Puedo decir que tuvimos muchas dificultades, pero también todo el apoyo. Si lo tengo que definir, lo hago con una frase popular: “remamos en dulce de leche…y repostero”.
En cuanto a si recibieron presiones durante la investigación dijeron que “hubo llamados, no directamente para presionar, pero si de gente que quería saber qué información teníamos. Había por supuesto muchos contactos políticos. Pero a nosotros eso no nos detuvo. Al contrario siempre le dimos para adelante”, aseguran los dos policías.
El comisario Núñez dice que “nunca en mi vida vi tanta plata física cómo cuando detuvimos a Correa” y derribó el mito de que el dinero fue encontrado entre la goma y la llanta de la camioneta. “Estaba debajo, donde va la rueda de auxilio”. Confesó que esa mañana tuvo un llamado que lo derrumbó: “lo perdimos”, dijo el oficial que tenía a cargo la detención. “Fui para la casa de Velero Vespa porque sabía que iba a volver ahí. Y volvió. Había salido a comprar cigarrillos. Tuvimos algo de suerte”.
Ninguno espera algún reconocimiento. “Hicimos lo que teníamos que hacer. Y eso no merece que alguien lo reconozca”, aseguran. “Pensamos que la corrupción hay que combatirla siempre. Como se pueda. Porque no solo es el dinero ilegal que se llevan. También pueden llevarse vidas. Hay que recordar que a veces se usaba el avión sanitario para vuelos que nada tenían que ver con su función y acá en Chubut podía haber gente que se estaba muriendo”.
Núñez y Nahuelcheo piensan que la gente sigue indignada y más se indigna cuando salen más detalles a la luz. “Creemos que si se entera de todo, explota. Pero la ciudadanía se puede quedar tranquila que estas causas no van a morir tan fácilmente. Al contrario, en lo que hace a la investigación seguirán vivas”.
Un día en Buenos Aires
Algunas anécdotas también brotan de las palabras de estos dos policías que fueron clave en las investigaciones. “Recordamos los días en que pasaban las horas y ninguno de los policías que participaban de los allanamientos habían comido. Y nos miraban “mal”. Pero resulta que nosotros tampoco habíamos comido”. Recuerdan que la heladera que se hallaba en una de las casas allanadas “tenía el tamaño de la cocina de mi casa” dice Núñez y que con Nahuelcheo se preguntaron “cómo sería un día de Correa”.
Todo en broma, claro. Intentaron vivirlo. Lo único que lograron, lejos de lo real, fue ir y venir en un solo día a Buenos Aires. “Fuimos en el primer vuelo del día y regresamos en el último. Trabajamos más que nunca porque fuimos a secuestrar una camioneta a Avellaneda. Después, a la Casa de Chubut. Eso sí: dijimos basta de sándwich. Comamos en un restaurante. Nos dimos cuenta que mucha plata no teníamos. Terminamos con un bife con papas fritas. Muy gauchos. Y nos volvimos. Ese fue nuestro día”.
Producido por el Área de Comunicación Institucional del Ministerio Publico Fiscal Oficina Rawson.