Hasta pasadas las 16 hs. se desarrolló una nueva jornada del Juicio Oral y Público donde se ventilan los hechos ocurridos relacionados con el homicidio del jóven Pablo Díaz, encontrándose acusados Pablo Cayunao y Carlos “Toto Smit” Molina, quienes hoy fueron reconocidos como participantes del grupo agresor en aquella madrugada del 23 de enero de 2010.    Los Jueces, Doctores Adrián Barrios, Patricia Asaro y Sergio Piñeda, escucharon atentamente a los testigos convocados en la ocasión por el Ministerio Público Fiscal, representado por el Fiscal General, Doctor Fabián Moyano. Uno de los principales resultó ser Marcos Huala, quien esa noche acompañaba a Pablo y otros tres jóvenes que habían decidio pasar un momento de diversión, y así pasaron por “El Establo”, para luego dirigirse a “Las Palmas”, donde habrían permanecido cerca de dos horas. “NUNCA IMAGINE QUE LO LASTIMABAN”   En su derrotero algunos bebieron cerveza y luego tequila, lo que provocó cierto estado de ebriedad, sobre todo en Pablo, durmiéndose en pleno local, por lo cuál sus amigos pidieron permiso para dejarlo apoyado en una de las barras. Uno de ellos se retiró a su hogar mas temprano, en tanto el resto se mantuvo hasta el cierre, cerca de las 6 hs., momento en que fueron a despertar a quien luego resultaría víctima de la terrible agresión.   Según el testigo, Pablo Díaz podía caminar por sus medios, aún tambaleante, y entre la cantidad de gente que egresaba se separaron, cuando fue advertido que su amigo estaba siendo golpeado. Al acudir hacia donde se encontraba puede observar como era golpeado por un grupo de personas, una de las cuales se incorpora y le tira un puntazo, pudiendo esquivarlo, aunque el roce le produce una herida que mostró a las partes.  “nunca imaginé que lo habían herido de esa manera, pensé que solo lo golpeaban…”, dijo Huala, sin entender porque lo habían hecho, ya que no habían tenido inconvenientes antes ni durante su estadía en ese local.   Posteriormente reconoció concretamente que los dos acusados estaban participando de la golpiza, sin poder esclarecer si alguno de ellos tenía un arma blanca. Por otra parte, expresó que estaba en condiciones de reconocer a un tercer agresor, de pelo largo y robusto, debido a la incitación a pelear que le efectuaban.   “Todo ocurrió rapidamente, en minutos”, aseveró, tanto es asi que cuando llego, mas allá de la agresión y la invitación a la pelea, de repente salieron corriendo hacia la calle 9 de Julio, y observando a su compañero ensangretado e inconsciente, rapidamente decidió buscar su auto, en el estacionamiento de la universidad, llegando a romper las barreras y entrando en contramano al Pasaje, donde junto a su cuñado intentaron subir a Pablo para llevarlo al hospital, pero inmediatamente llegó la ambulancia depositándolo en la camilla del móvil.   Dejó entrever que Pablo Díaz era una muy buena persona, trabajadora, y compartían asados o comidas, siendo esta la primera vez que habían decidido salir, expresando luego su profundo dolor por todo lo sucedido que afecta a las familias. TESTIMONIOS DE SEGURIDAD   Uno de los encargados de la seguridad coincidió con Huala en los momentos que Díaz fue auxiliado, pero añadió detalles sobre alguna pelea registrada en el interior, donde participaron mujeres, cerca de las 4,30 hs. Allí se produjo, una vez sacadas del lugar cuatro de ellas, la aparición de una persona corpulenta, de pelo largo, quien portaba un palo de madera, el que logran sacarle en el exterior del boliche. Según lo explicado, este individuo se mostraba agresivo y amenazante, permaneciendo afuera junto a las mujeres y otros.   En tanto, siempre de acuerdo a lo declarado, a Díaz lo vió durmiendo sobre la barra, para después irse caminando lentamente, recalcando el estado de ebriedad pero a la vez tranquilidad. Al caminar unos metros, cerca de la estación de servicio se ve a alguien apodado “el cordobés” que se pone detrás y lo rodean junto a algunos del grupo mencionado anteriormente, cayendo Pablo Díaz al piso, donde continúa recibiendo diversos golpes.   Ante esta situación, se acerca con un compañero, pudiendo observar una gran mancha de sangre, dando aviso a la policía y la ambulancia. Ahí aparece el falcon de Huala en contramano, intentando cargar a la víctima, cuando aparece el vehículo del hospital. Este testigo, que se encontraba controlando la salida prácticamente en la puerta refiere que habían mujeres en el grupo de los agresores, aunque sin participación alguna. Al ser consultado, remarcó que estuvo en rueda de reconocimiento y allí pudo identificar a “el cordobés” Cayunao, refiriendo ante preguntas del defensor, Dr. José Orlando Romero, que dicho apodo se lo reveló uno de sus colegas, quien también esta citado como testigo.   Sin embargo, aseguró que dicho reconocimiento lo hizo en base a su memoria y seguridad de haberlo visto, y no beneficiado por esta señalización. En este sentido, preguntado por el Doctor Carlos Pericich, dijo no poder reconocer a Molina, no lo vió en el lugar, aunque aclaró no haber podido ver la cara del resto de las personas. Todas estas aseveraciones fueron reafirmadas luego por otro de los trabajadores de la seguridad, justamente quien se encontraba justo al anterior en aquel momento, pero pudiendo reconocer a los dos acusados como protagonistas de los hechos. MUJERES   Cabe destacar que en el transcurso de esta nueva jornada se dirigieron a las partes, Viviana y Erica Machado, las que protagonizaron el disturbio dentro del boliche y fueron expulsados del mismo. Ambas dijeron haberse percatado de lo sucedido afuera, por haber estado charlando junto a unas primas y otras personas, y en un momento se escucharon gritos. De todas maneras, no aportaron mucho mas, dado que no reconocieron a los acusados, salvo que una de ellas manifestó la relación que mantendría Molina con una de sus primas. CONTINUA MAÑANA   El Juicio continuará mañana (viernes) a partir de las 11 hs., estimándose que será otra larga jornada, teniendo en cuenta la cantidad de testigos restantes, todavía llamados a deponer por el Ministerio Público Fiscal. Justamente los testigos estan siendo permanentemente acompañados por integrantes del Servicio de Asistencia a la Víctima, que contienen y preparan emocionalmente a los que finalmente deben expresarse ante las partes.