Con los alegatos de las partes, finalizó este lunes el juicio por los hechos ocurridos en el Barrio Cañadón de Bórquez en 2017. La fiscal María Bottini considera haber probado el caso propuesto al tribunal, en tanto que el defensor particular, Horacio Hernández alegó que no se probaron las acciones por las que la Fiscalía requirió la declaración de responsabilidad.
Bottini inició su alegato refiriéndose a que el 4 de octubre de 2017 a las 14.30 horas aproximadamente, la madre de las víctimas se encontraba en su domicilio con sus hijos de 14 y 7 años. Estos estaban cortando leña cuando Brian Ruminahuel y le dijo de manera violenta al adolescente que fueran a lo de Juan Ruminhauel, distante solo a tres casas, lugar al que lo hicieron ingresar por la fuerza. En cámara Gesell, el adolescente dijo que no recordaba todo ya que pasó mucho tiempo. En lo esencial su declaración fue coincidente con lo denunciado luego del hecho. Sostuvo que ambos, Juan y Brian le reclamaban un celular, que le apoyaron armas de fuego. Puntualmente que “el Cueto” le apoyó un revolver 32 cromado en la cabeza y Juan un revólver calibre 22 en la pierna, que él ya había visto con anterioridad. Que después lo tiraron al piso y le pegaron patadas en todo el cuerpo. Que ahí le sacaron el celular. Que todo fue porque ellos creían que él se había quedado con el celular de Juan, y entonces le sacaron en el suyo. Sostuvo que después lo tiraron afuera de la casa y Brian disparó. En un allanamiento realizado en la casa de Juan de la Cruz Ruminahuel, se secuestraron dos armas de fuego, un revólver calibre 22 y una pistola de aire comprimido, además del teléfono celular sustraído.
La fiscal sostuvo que la motivación del despliegue de violencia además del teléfono celular, fue poner límites a los menores que llegaron al barrio y eran vistos como una amenaza para los imputados, por este motivo lo amenazaron con matarlos si no se iban.
Robo calificado por el uso de arma de fuego, privación de la libertad agravado, amenazas, portación ilegal de arma de uso civil para Brian y amenazas calificadas.
Horacio Hernández sostuvo que solo se probó que hubo lesiones en una pelea y que hubo un daño a la casa de las víctimas. Pero ninguno de estos dos delitos fue acusado ni llevado a juicio. El letrado considera que no se pudo probar la hipótesis del Ministerio Público Fiscal y cuestionó cada una de las calificaciones legales atribuidas a las conductas. Dijo que “es asombrosa la habilidad que tienen de mostrarse como víctimas desprotegidas…” los denunciantes. “No se supera la barrera de la duda”, afirmó.
