La mañana del martes comenzó en sede de los tribunales penales ordinarios el debate en torno al hecho acontecido el pasado 23 de octubre de 2012 que tiene como imputado a Franco Aguirre. En la jornada pudieron escucharse doce testimonios, destacándose entre ellos el de la víctima, la médica forense y del imputado. Para mañana miércoles se espera la presencia de más testigos.

El acto fue presidido por Alejandro Soñis, juez penal; por el Ministerio Público Fiscal se hizo presente Juan Carlos Caperochipi, fiscal general; en tanto que la defensa del imputado fue ejercida por Viviana Barillari, defensora pública. La víctima se encontraba acompañada por profesionales del Servicio de Asistencia ala Víctima.

En su teoría del caso el fiscal se refirió a que va a probar a lo largo del debate que el pasado 23 de octubre de 2012, aproximadamente a las 18.30 hs. el acusado se hallaba junto a su esposa-víctima en el hogar familiar y le profiere amenazas. Seguidamente se produce una escalada de agresiones físicas de parte de Aguirre hacia la víctima que culmina provocándole múltiples cortes en varias partes de su cuerpo, la toma del cuello y se desvanece. Finalmente se lava las manos y se retira corriendo del domicilio. Caperochipi se refirió al hecho como constitutivo de “grave violencia de género” por el carácter de las lesiones ocasionadas en la víctima. Calificando jurídicamente el mismo como “amenazas en concurso real con lesiones graves doblemente agravadas, por el vínculo y por ensañamiento”.

Por su parte la defensora sostuvo que no se va a poder acreditar las amenazas ya que no está acreditada la alarma sobre la víctima. Tampoco se va a poder probar el agravante del ensañamiento ya que para ello se debe acrecentar de manera innecesaria el sufrimiento y éste no es el caso, sostuvo. Su pupilo no presenta rasgos de sadismo, afirmó. Postulando “motivos de atenuación”, es decir la “concurrencia de circunstancias extraordinarias de atenuación”.

El imputado accedió a prestar declaración sosteniendo que “estoy arrepentido de las cosas que pasaron, no tengo antecedentes, ni tengo maldad. No puedo entender las cosas que pasaron, no era yo. Esto me tortura todos los días”. Refiriendo que nunca la quiso lastimar y que no recuerda lo sucedido. Después de un período de tratamiento psicológico y psiquiátrico tomó conciencia del hecho.

La víctima por su parte recordó que estaba casada con el imputado en aquella época, pero que vivían separados bajo el mismo techo. Del hecho no recuerda mucho, solo tiene flashes de golpes en la cabeza y que le pedía que pare. Luego de la agresión logra salir afuera de la casa y viene una vecina que llama a la policía y a la ambulancia. Refiriendo constantes hechos de violencia de parte de Aguirre, cada vez que tomaba terminaba en una paliza. Nunca le había hecho una denuncia.

Seguidamente la médica forense Eliana Bévolo se refirió a tres informes que elaboró en relación a las lesiones de la víctima. El primero en base a la historia clínica que refería múltiples lesiones punzo-cortantes que provocarían en ella “limitación funcional”. Finalmente evaluó las cicatrices dejadas como un “daño estético, con deformación permanente del rostro”.

Otro de los testimonios escuchados en la sala fue el de una vecina que ve aquel día pasar a Aguirre corriendo para abajo, mi hermana sale afuera y ve a la víctima toda ensangrentada. Llaman inmediatamente a la policía y a la ambulancia; “perdía mucha sangre y tenía cortes en la cara, en el cuello y en la muñeca”, recordó.

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