Seis fueron los testimonios escuchados en sede de los tribunales penales ordinarios la mañana del jueves en relación al hecho acontecido el pasado 26 de noviembre de 2005 que terminara con la vida de Cristian Chutney. Asimismo se realizó la incorporación de la prueba documental y para el próximo martes 24 de febrero se esperan los alegatos finales de las partes.

El tribunal de debate fue presidido por Miguel Caviglia e integrado por Raquel Tassello y Daniela Arcuri, jueces penales; representando al Ministerio Público Fiscal, Camila Banfi, fiscal general; en tanto que la defensa del único imputado, Lucas Beltrame, fue ejercida por Francisco Miguel Romero, abogado particular del mismo.

El primer testigo, suboficial principal de Criminalística se refirió a un informe técnico fotográfico que realizó en la inspección ocular realizada en el bar Bacarat II. Recordó haber visto un proyectil en cercanías de la ventana y una vaina calibre 22 largo sobre la mesa de pool. Una persona que aquella noche se encontraba dentro del bar recordó que llega acompañado de un amigo, juegan al pool, entra una persona y “vi unas explosiones cerca de la puerta”.

Otro testigo presencial, que conocía a la víctima,  se encuentra con él y le pregunta “¿que te pasa?”, “tuve una discusión pero no pasa nada”, le refiere Chutney. Se sienta y a los cinco, “diez minutos un flaco le disparó”. “Es acá el señor” y señala al imputado Beltrame como el agresor. También recordó que asiste a la víctima y éste le pide que le avise a su madre que lo habían herido. “Ñaró -por el dueño del local- me dice que lo saque para afuera”, pero él se negó.

Seguidamente una mujer recordó que se levanta a pedir un cigarrillo y se escuchan los disparos. De igual forma mencionó que a Cristian lo querían sacar del local, pero otras personas se oponían ya que estaba herido. Por último acompaña al herido en la ambulancia hasta el Hospital.

Finalmente prestó su testimonio un Licenciado en Criminalística quién se refirió a la mecánica del hecho y una pericia balística realizada con las vainas servidas y los proyectiles secuestrados. Concluyendo que las vainas fueron disparadas por la misma arma y que son compatibles con los proyectiles secuestrados.

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