Por el hecho acontecido el pasado 31 de enero de 2010 en la zona de quintas del barrio Máximo Abásolo, que le costara trágicamente la vida a René Álvarez y que tiene como único imputado a José Roberto Navarro, se realizó la mañana del lunes la primera jornada del juicio oral y público que ventila lo sucedido. En la jornada pudo escucharse el testimonio del imputado, de la madre de la víctima, como también de un amigo y vecinos del lugar del hecho. El Tribunal de juicio fue presidido por Raquel Tassello, e integrado por Guillermo Müller y José Rago, en tanto que el Ministerio Público Fiscal fue representado por Marcelo Cretton, la querella patrocinada por Miguel Caviglia y la defensa de Navarro ejercida por Francisco Miguel Romero, abogado de confianza del mismo. El fiscal hizo referencia al hecho ocurrido el domingo 31 de enero, aproximadamente a las 21.30 hs. en el interior de un domicilio de la calle Código 679, cuando encontrándose René Álvarez junto a José Navarro, éste último extrae una carabina 22 y efectúa dos disparos, impactando uno de ellos en el pómulo izquierdo de la víctima. Navarro se retira presuroso del lugar e informa a Bruno Torres y a Roberto Álvarez que se encontraban a pocos metros del lugar, que la víctima se quitó la vida con un arma de fuego. Luego se presenta en la comisaría vestido de diferente forma. Calificando el hecho como “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” en calidad de coautor para Navarro. Por su parte la querella ratificó el hecho descripto por el fiscal cuando ambos se encontraban en el interior de la vivienda del imputado y este extrajo un arma y disparó contra la humanidad de la víctima, para luego manifestar que se suicidó. En contraposición la defensa sostuvo que el disparo que terminó con la vida de Álvarez fue accidental y que la responsabilidad que le cabe por el hecho a su pupilo encuadra dentro de un “homicidio culposo”. Navarro se refirió en su descargo que aquel día luego de consumir alcohol y cocaína, para asustar a un vecino saca el arma y se le escapa un tiro que termina impactando en la víctima. Luego se retira del lugar y pone en conocimiento a Bruno de lo sucedido. Luego declararon diversos testigos, entre ellos el funcionario policial que realizó las actuaciones iniciales y la inspección ocular del lugar, familiares de la víctima y un amigo que previamente había estado con el imputado y la víctima, el médico forense que realizó la autopsia y vecinos que escucharon disparos de arma de fuego ese día. Finalmente se escuchó el testimonio de Crhistian Ansaldo, sobre la pericia balística, quién también realizó una exposición en Autocad, sobre la posición se ambas personas en el lugar del hecho. Concluyendo que el arma peritada era apta para el disparo y que éste fue realizado a una distancia no superior a 30 cm. del rostro de la víctima, por lo tanto “no pudo haberse disparado contra su propia humanidad” y que las vainas calibre 22 que se encontraron en el lugar habían sido disparadas por el arma secuestrada.