Convocadas por la Delegación Noroeste de Trabajadores Sociales, Romina Perciavale y Margarita Rodgers, brindaron un taller sobre Burnout.

El burnout se manifiesta por una sintomatología multidimensional en el ámbito cognitivo, físico, emocional y social. Suele presentarse en personas que se desempeñan en áreas de atención social, con importantes exigencias emocionales. Por ejemplo: personal sanitario, docentes, trabajadores comunitarios, empleados municipales, judiciales, policiales, y otras/os.

La afectación requiere de atención especial, no solo para que los profesionales puedan desempeñarse adecuadamente en su rol, sino también para cuidar su propia salud y la de su entorno.

El síndrome de burnout, fue reconocido en 2019 como un trastorno mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo lo asocia a la sección “problemas asociados al empleo y desempleo” y lo describe como “un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito”.

De acuerdo con un reciente estudio realizado por el portal de empleos, Bumeran, la ocurrencia del síndrome de burnout en Argentina es del 80,2%, al igual que en Chile. En Perú es del 72,9% y en Panamá el 53,6%. A nivel regional, los usuarios han experimentado en su mayoría estrés, falta de motivación y un agotamiento fuera de lo normal a causa de la carga excesiva de trabajo.

La pandemia de COVID-19 ha tenido grandes efectos en el estrés laboral, ya sea al trabajar desde los hogares o al asistir al trabajo. Luego de un año y medio de pandemia, el 86% de usuarios de la región asegura que se encuentra más “quemado” que el año pasado. Además, para aquellos que trabajan de manera remota, un 45% asegura que le genera ansiedad la vuelta a la oficina. En el caso de Argentina, la cifra de usuarios que admiten estar más agotados que el año pasado alcanza el 90%.

Se caracteriza por la presencia de:

• Agotamiento o cansancio emocional: elemento central, caracterizado por la pérdida progresiva de energía, desgaste, fatiga y sentimiento de estar abrumado emocionalmente. Ansiedad. Depresión.
• Despersonalización. Trastornos del Comportamiento en el ambiente laboral y/o familiar. Respuesta impersonal y fría, a través de conductas deshumanizadas, de insensibilidad, distanciamiento y cinismo.
• Falta de realización personal: tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa.
• Baja del rendimiento laboral, ausentismo.
• Consumo abusivo de sustancias, alcohol, tabaco, entre otros; y/o psicofármacos.
• Trastornos alimentarios, gastrointestinales, Insomnio, Cefaleas.
• Trauma Vicario – Desgaste por Empatía.