Matías Escudero tiene 62 años y durante la audiencia de control llevada adelante en sala de la oficina judicial reconoció la autoría del homicidio de Marcos Pelizza, aunque manifestó que no quiso matarlo y solo intentó defenderse de los golpes que la víctima presuntamente le propinaba. Lo hizo al declarar ante las partes, haciendo uso de su derecho y dando una versión acerca de lo sucedido.

  El Ministerio Público Fiscal, a través de la fiscal general Carolina Marín, expuso que el día 18 de febrero, cerca de las 17, en el domicilio ubicado en calle Antártida Argentina al 1000 de esta ciudad, se encontraban el imputado, la víctima  y dos personas mas, cuando en forma repentina Escudero arremetió con un cuchillo en forma violenta contra Pelizza, y le asestó tres puñaladas en el torso, provocándole serias heridas en el hígado y pulmón derecho. A consecuencia de esto, el jóven de 19 años falleció en el hospital zonal cuando era atendido.

  La fiscal señaló que la calificación legal es la de homicidio en carácter de autor, artículos 45 y 79 del código penal. Solicitó la prisión preventiva hasta la audiencia preliminar al argumentar sobre la probable autoría, el peligro de fuga y entorpecimiento. Sobre la autoría se tiene en cuenta las pesquisas policiles y las declaraciones testimoniales donde habría llegado a manifestar: “yo sabía que lo iba a matar…” y del propio agredido cuando buscando ayuda llegó a la casa de su hermana indicando: “Matías me apuñaló”. Otra persona habría sido llamada por el agresor, quien le dijo: “lo maté a Marcos, me tenía cansado y se la puse”.

  A esto se suma un allanamiento realizado en la vivienda, que posteriormente fue incendiada, donde se encontró un cuchillo con algunas manchas que serían hemáticas y está siendo periciado. Para el peligro de fuga, el Ministerio Público Fiscal refirió sobre las características del hecho y la expectativa de pena que parte de un mínimo de ocho años y sugirió un posible entorpecimiento, ya que restan entrevistas con testigos.

“No quise matarlo”

  El defensor Juan Salgado pidió que hablara su cliente y fue allí donde reconoció su accionar, pero aseveró que a Marcos le daba de comer ya que su familia no quería atenderlo: “hace cinco años lo alimentaba, pero se drogaba y le saltaba el malo”, dijo. Luego dio a entender que ese día pasó a la casa, luego que en varias oportunidade lo apedreara y le rompiera diversos elementos, admitió que estuvieron tomando y ahí se fue convirtiendo, para indicar que luego le tiró un puntazo y lo empezó a golpear. Expresó mas adelante que lo visto por los testigos es cuando salió corriendo de la casa, pero no observaron cuando Marcos lo maltrataba: “solo intenté que deje de pegarme, no quise matarlo, vi el cuchillo y lo tomé, pero estoy totalmente arrepentido”, llegó a decir mientras se quebraba. Después rechazó la posibilidad de un peligro de fuga enumerando diversos problemas de salud y mencionar que es un viejo que no podría fugarse.

Defensa

  La defensa no planteó un cuestionamiento a la presentación de probable autoría, pero pidió la inmediata revisación médica para que se constate su estado y se pueda ver la posible existencia de heridas o golpes en el cuerpo de su defendido como secuelas de lo que contó. Por otra parte consideró excesivo el plazo de prisión sugerido por la fiscalía, y solicitó la libertad o subsidiariamente un lugar adecuado para su detención, donde pueda atenderse su salud.

Resolución

  En su resolución, el Juez César Zaratiegui determinó la apertura de investigación por el plazo de seis meses, quedando a cargo la fiscal Carolina Marín junto a la funcionaria de fiscalía Verónica Van Vliet. Si bien estuvo de acuerdo con que existe el peligro de fuga y entorpecimiento, no compartió el plazo de prisión hasta la audiencia preliminar al señalar que los dichos del imputado necesitan un análisis y que la fiscalía corrobore los hechos. De tal forma, resolvió la prisión preventiva por el término de 45 días, procediendo además a ordenar una revisación de su estado y de acuerdo a los resultados de ese exámen, el alojamiento en una dependencia policial adecuada a las necesidades que requiera su salud.