"Que cagada se mandaron, ahí fue Abraham con un detenido golpeado y con la cabeza partida", fue la expresión utilizada por un sargento ayudante de la policía que aquella madrugada del 5 de septiembre de 2010 conducía un patrullero del comando radioeléctrico, y había acudido a la zona sur de rotondas, frente a los boliches bailables, a partir de los requerimientos efectuados por otros efectivos policiales. La frase estaba dirigida al oficial Rey, sindicado como el responsable del accionar de agentes de la seccional cuarta, a quien también le dijo: "a ver como te la arreglás con eso".
El funcionario policial pudo observar, según sus dichos, que cuando llegaba a la zona pudo ver como varios policías tenían un muchacho tirado y más adelante otro muchacho padecía la misma situación. Identificó al agente Jorge Abraham que corría a un jóven, quien al verlo le manifestó: "están matando a mi hermano allá".
Agregó que al llegar a ese lugar, Abraham le pidió lo esposara y llevara detenido, observando que el perseguido estaba golpeado y lastimado en la cabeza. Intentó persuadir al agente para que no procediera, pero éste insistía en golpearlo y llevarlo detenido, interponiéndose para que no prosiguiera. Admitió que con esa intención depositó su pie sobre la humanidad del chico, al decirle que se quede quieto y no levante la cabeza.
Afirmó haber pedido otro patrullero para su traslado y debió pegar o empujar a Abraham para frenarlo en su accionar. Mas adelante y precisando esta situación, ante una consulta de la defensa, manifestó que cree haberlo separado en forma abrupta, recordando que el agente cayó para atrás. Otro dato brindado por este deponente da cuenta que fue la integrante de la fuerza de apellido Cifuentes quien prestó las esposas solicitadas utilizadas para llevar al chico.
Quien ejerce la defensa le preguntó porque le dijo eso a Rey, contestando que al ver como estaba golpeado quiso prevenirlo sobre lo que se venía. Por otro lado ratificó la utilización de tonfas y el mismo oficial Rey estaba con una especie de cubrecabeza o pasamontaña, además de portar una escopeta de municiones denominadas AT. Mas adelante habría viso al mismo muchacho que fue detenido que caminaba hacia la parada de taxis, reconociéndolo por su vestimenta manchada de sangre, creyendo que lo habían finalmente liberado.
Amenazas
El sargento ayudante que cumple hoy funcione en un registro civil, comentó padecer desde el momento de sus declaraciones todo tipo de intimidaciones, tanto él como su familia, consistentes en amenazas telefónicas, atentados contra su vehículo y desde la Jefatura con traslados a diferentes lugares, entre otras cosas.
Otros testigos
Más allá de este testimonio la mayor parte de la jornada transcurrió con otros policías deponiendo sobre diversos aspectos de las funciones que cumplen, a la vez de hacer saber lo que vieron cuando se acercaron al lugar de los disturbios, en las adyacencias a los boliches, dando respuesta a los llamados efectuados a traves de los canales de comunicación, los llamados HP y los móviles dispuestos esa noche.
Algunos hablaron de policías que estaban siendo golpeados, describiendo el panorama como una pelea entre grupos, difiriendo en el número de participantes que precisaron entre 20 y 40. En medio de esa batahola, hicieron saber acerca de lesiones recibidas y las formas de actuar de cada uno, según el lugar que les tocaba ocupar en ese momento. Una de las particularidades de estas exposiciones se dió con el convocado Víctor Francisco Lázaro, quien se mostró molesto en todo momento ante las preguntas, recibiendo el llamado de atención de parte del Tribunal por las formas de expresarse, mostrando su descontento con los representantes de la parte acusadora. Lázaro había conducido en aquel momento el móvil 130 de la policía, siendo acompañado por el oficial auxiliar Adrián Guerrero.
Funciones y responsabilidades
Este último había dado anteriormente mayores detalles, ratificando que otro patrullero era conducido por Tricañir, trasladando al oficial Rey, los adicionales en el boliche eran cumplidos por Abraham, Solís y la oficial Córdoba. Señaló que el propio Rey le admitió que trajeron una persona a la seccional cuarta, aunque para hacer una denuncia, que se había retirado ofuscada. Nombró además a Bascuñán como como cabo interno, a la agente disponible Cifuentes, al encargado de turno, sargento ayudante Peña, la oficial de guardia Analía Di Gregorio, encargada del libro de guardia, quien debía registrar si había demorados o detenidos, como segundo jefe se desempeñaba el oficial Vargas y como jefe el comisario Sandoval.
El sargento ayudante Juan Peña expresó ver a alguien en la sala de requisas, descripta como el lugar donde van los detenidos, aunque no recordó como lucía pero cree que no estaba golpeado, ratificando la responsabilidad de la dependencia policial en la persona de Rey.
El dato misterioso
Un dato que causó cierta sorpresa lo dió este testigo ante una consulta de la defensa, y refiriéndose al caso Antillanca, cuando dijo que había brindado a la comisión de asuntos internos un número telefónico, presumiblemente perteneciente a una persona que quería contar cosas al respecto, traído por alguien en algún boliche, sin dar mayores precisiones.
Sin embargo, primero el Fiscal Zaratiegui le preguntó si luego de eso había mantenido entrevistas con él en Fiscalía, lo que respondió afirmativamente. "Usted me dió en alguna oportunidad ese dato?", requirió el Doctor, "no lo hice", respondió Peña. En tanto el representante de la querella, Carlos Pericich le consultó si esto lo habían fijado en la declaración efectuada ante asuntos internos, diciendo que sí, pero al intentar verificarlo el número telefónico aludido no constaba, así como sus dichos en ese sentido, habiendo verificado momentos antes esa misma declaración firmada por él.
Estaba detenido pero no consta
El cabo Raúl Roldán, de la seccional segunda, confirmó haber sido uno de los integrantes del patrullero que trasladó al detenido, considerándolo así porque en todo momento estuvo esposado, y estuvo acompañado esa noche por el cabo 1ro. Muñoz. Aseveró que en aquel lugar se encontraba un sargento ayudante, además de Abraham y Cifuentes, para recordar luego que fueron en cierta medida reprendidos por no haber informado esto a su seccional, justificando tal actitud debido al uso masivo que se daba en los equipos de comunicación.
Este episodio fue confirmado por el oficial Soto de la misma seccional, quien además habló de las responsabilidades en tal sentido, existiendo obligaciones previstas en diferentes normas para el registro de situaciones que se den en las diferentes dependencias policiales. Por último, el cabo interno Elías Silva se hizo cargo de sus funciones en la seccional cuarta el 5 de septiembre a las 5,45, observando que no se registraba ninguna detención en el libro utilizado para tal fin, pero además explicó la forma en que se procede y las responsabilidades que deben asumir ante estos hechos.
Mañana quinta jornada
Fueron nueve los testigos que desfilaron en esta jornada, la cuarta, desistiéndose de otros cinco deponentes, ante las extensas exposiciones que se dieron fundamentalmente durante el primer tramo, concluído cerca de las 13,30, para luego continuar a las 14 durante el lapso de una hora y media aproximadamente.
El Ministerio Público Fiscal, representado por los Fiscales Mirta Moreno y César Zaratiegui, informó que tienen prevista la presencia de unos catorce testigos para mañana a partir de las 9, tal lo resuelto por el Tribunal que integran los Jueces Alejandro Defranco, Ivana González y Laura Servent. El Juicio Oral y Público se desarrolla en la ex escuela de Bellas Artes, un salón perteneciente a la cooperativa eléctrica ubicado sobre calle 9 de Julio en su intersección con Pellegrini.
Cabe destacar que en todo momento se encuentran presentes los padres de las víctimas, tanto César Antillanca como Miguel Angel Aballay, quienes son querellantes particulares patrocinados por la Defensa Pública, a través de María Angélica Gómez Lozano y Carlos Pericich.