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UNA PERSONA VICTIMA DE ROBO DECIDIO CEDER LA REPARACION ECONOMICA PARA LA HIJA DEL IMPUTADO

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El señor de apellido Ortega, le preguntó a Daniel Soto, imputado como autor de un robo contra su propiedad cuanto aportaba mensualmente para su nena, recibiendo como respuesta trescientos pesos. Entonces le expresó que le daba los quinientos pesos correspondientes a cada cuota de reparación por el daño producido en el hecho, de un total de tres mil, para la madre de la nena: “pensalo bien, tenés una nena muy bonita, pero pensá bien en no hacer mas estas cosas…”, le señaló Ortega a su victimario.   La situación se generó en una audiencia realizada el pasado miércoles 5 de agosto, cuando el ladrón intentó saldar sus cuentas con la justicia con una reparación de mil pesos pagaderos en dos cuotas, según lo ofreció en una primera instancia el defensor Carlos Pericich, aclarando que garantizaba el pago, aludiendo al art. 48 del Código Procesal Penal, mediante sus trabajos como gasista, cosa que había sido ya corroborada por el Servicio Social. Por otra parte, el abogado indicó que Soto mantenía a su actual familia, y a dos hijos con quienes no convive, una nena de siete años y un nene de muy corta edad, estando la oferta dentro de sus posibilidades.   La Dra. María Tolomei, representando al Ministerio Público Fiscal manifestó que el hecho atribuído en perjuicio de Ortega había dejado una ventana de la puerta trasera dañada, además del robo de varios elementos, algunos de ellos recuperados posteriormente. El damnificado tuvo que reponer la puerta y una computadora cuya información se perdió en forma completa, habiendo valuado en su momento los daños en tres mil pesos. También informó que habían actuado al menos dos personas, pero solo se logró detener a Soto.   Luego cedió la palabra a la víctima, presente en la sala, quien relató: “ el señor ingresó  a mi casa, dañó y robó, y en realidad hay mas de tres mil pesos en daños, dado que no pude trabajar mas por la falta de la información, ya que yo soy ex bancario…”, para seguir expresando:”dice que puede pagar mil pesos, pero me parece injusto, porque lo debió haber pensado antes. Si yo robo un automóvil de 50 mil dólares, se que no lo voy a poder pagar si me atrapan…”   Mas adelante consideró que el daño estaba hecho y debía hacerse cargo, puesto que alteró un montón de cosas, a la vez de preguntarse que hubiera pasado si él mismo se hubiera encontrado en el lugar. Los imponderables son mucho mas importantes que el daño en si mismo, manifestó, y debe entender que debe tener un castigo, al menos para prevenir.   “En mi casa había una soldadora y una caja de herramientas que pesaban unos treinta kilos y no se las llevó, y si se robó elementos por casi setenta kilos. Lo que se podía vender si lo llevó y lo que sirve para trabajar no; si hubieran sido las herramientas yo se las dejo, pero no, no quiere trabajar, y se que no puede pagar los mil pesos…” indicó ante la atención de los presentes, para agregar: “creo que debe pagar, porque hay que frenarle esta carrera, si no va a terminar mal y se va a arruinar él y la vida de otras personas. Es jóven y debe hacérsele entender que las cosas tienen su costo, si no así le sale todo gratis; si puede pagar mil en dos cuotas, tendría que poder pagar el resto, esto es como aquel que dice: te quemé la casa y lo único que tengo es un llavero…”   El acusado, luego de escuchar al Dr. Piñeda aclarar sobre el mecanismo de las reparaciones, que culminan una vez concretado realmente lo acordado, manifestó su intención de pagar tres mil pesos en cuotas de quinientos, aunque el Dr. Pericich intentó dejar esto pendiente de la venta de un auto que poseía. Fue aquí donde Ortega le consultó directamente a Soto cuanto pasaba de mantención para su nena, la cuál veía, puesto que vive con el abuelo y la madre en su mismo barrio, decidiendo pasarle los quinientos pesos de cada cuota a esa mantención, es decir por seis meses en lugar de entregarle trescientos, deberá darle el valor de esa cuota.   El Doctor Sergio Piñeda expresó ser la primera vez en su trabajo que observa a una víctima pensar en los hijos de un imputado, valorando el gesto de humanidad y paternidad: “quiero que lo pienses y lo valores porque es la primera vez que sucede, una víctima diciendo que el dinero no es para mí, sino para los hijos de quien me robó”, le dijo al acusado. Esto fue considerado de la misma manera por la Dra. Tolomei y el Dr. Pericich, alegando que desde todas las partes se ha pensado en rescatar al imputado y se debe valorar.   El señor Ortega reflexionó rogando a Dios que el jóven logre rescatarse y recapacite, y contó: “ Tenía la edad de él, yo soy de San Juan, 21 años tenía y vine buscando trabajar, pero estuve en Esquel y pasé cinco días sin comer, así que fui a la comisaría y les dije que me metieran preso, porque de lo contrario debía robar para comer, y de esa forma no robaba y comía en la comisaría. Pero después salí, y tenía su edad, las necesidades a veces llevan a buscar soluciones rápidas que por ahí son las peores. No podía ver las cosas claras, tal vez como él en este momento y yo tomo esta determinación porque viví todo eso, no porque sea bueno…” Tras esto, se quebró, para pedir disculpas, ante una audiencia visiblemente conmovida tanto por el gesto como por las palabras.   Luego, el Dr. Piñeda ratificó el acuerdo, debiendo Soto depositar mensualmente los quinientos pesos en la cuenta del abuelo de su hija para que le llegue a la madre y determinó se le informe al señor Ortega una vez efectuado cada pago con el comprobante del depósito correspondiente.

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