Con gran pesar nos enfrentamos a la irreparable pérdida de Luis Gramajo, un hombre joven que se jugó la vida al servicio de la comunidad en la Institución de Bomberos Voluntarios. Este fin de semana volvió a calzarse el uniforme como tantas otras veces, sin saber que sería la última.
En la emergencia una vez más se pusieron en evidencia las dificultades del poder judicial para brindar un servicio de justicia a la altura de los acontecimientos pues la demora del Cuerpo Médico Forense dependiente del Superior Tribunal de Justicia en llevar adelante el estudio de autopsia, ordenada por el Ministerio Público Fiscal y necesaria por cierto para deslindar responsabilidades, no hizo más que agravar la pena de la familia y compañeros de Gramajo. Nadie merece que al dolor de la pérdida de un familiar se lo aumente con un destrato del Estado.
Cabe recordar que Comodoro Rivadavia fue la última ciudad en la provincia en contar con un edificio destinado a morgue judicial e incluso a la fecha no se halla habilitada para su funcionamiento.
Por cierto fue a instancias de la Procuración General Adjunta que se reactivó el trámite para su construcción, pues resultaba indispensable en orden a tecnificar la investigación. Fue necesario remover obstáculos dentro y fuera del Poder Judicial, como también buscar un lugar apropiado que no afectara las normas de salubridad y urbanísticas. Ello motivó reuniones en el seno del Concejo Deliberante con sus integrantes y con otros actores que finalmente cedieron un espacio para la instalación del nosocomio en terrenos del Cementerio Oeste.
En el presente el edificio forense está finalizado pero nuevamente razones burocráticas impiden su efectivo uso con las consecuencias no deseadas que hoy se evidencian.
Contar con una morgue forense es indispensable, no solo para una eficaz prestación del servicio de justicia, sino también para poner fin a una práctica extendida de ingresar fuentes contaminantes a un centro de salud, como el Hospital Regional, para la realización de las autopsias forenses.