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El testimonio de Eduardo Naya

Uno de los imputados por la muerte de Emanuel Pires dijo que nunca vieron a los adolescentes

Con la voz firme y acompañado de un croquis que él mismo realizó –fue cuestionado por la fiscal Mirta Moreno pero los jueces no le dieron la razón- en la primera audiencia del juicio oral y público por la muerte de Emanuel Pires, declaró uno de los imputados. Se trata de Eduardo Naya imputado como partícipe necesario del homicidio simple agravado por el uso de armas de fuego. Para la fiscalía fue el que le facilitó un arma de su propiedad –un fusil Mauser 1909- a su padre Oscar, el otro imputado en carácter de autor material del disparo mortal.

Contó que ya habían visto guanacos en esa zona en los días previos al incidente, que el objetivo de la cacería era el de alimentar a los perros de su propiedad y que fueron junto a su padre en la camioneta Ford Ranger de color gris, a media tarde de aquel día 9 de diciembre pasado, en un día de calor y luego de una fuerte tormenta de viento. “No vimos a nadie en la costa y no escuchamos nada. Además  no estábamos en un camino costero, sino en un camino que está por encima del acantilado. El mar no se ve. Solo se ve el horizonte”, indicó.

Tras indicar el recorrido realizado en búsqueda de los animales, fue minucioso su relato en cuanto al momento en que observaron a los dos guanacos, los tres disparos que realizó su padre desde el interior de la camioneta, luego el momento en que mientras él despostaba a los animales su padre acercó la camioneta, y luego el camino de regreso hasta que fueron interceptados por lo ocurrido.

“Desde que hicimos los disparos estuvimos en el lugar entre 45 minutos y una hora”, indicó. Tanto la fiscal Mirta Moreno como el querellante Carlos Villada, profundizaron sobre sus condiciones de “experto” cazador y el hecho de haber sido contratado por el Gobierno provincial para ultimar a las gaviotas que afectan con sus picotazos a las ballenas. Naya no se consideró un “experto cazador”, que en su vida solo realizó un curso de armas cortas y que todas sus armas y municiones están registradas legalmente.

En el hecho fue utilizado un fusil Mauser modelo 1909 con proyectiles 308 con una mira telescópica de rápido enfoque que tiene un valor de unos 2.000 pesos “cuando una buena mira telescópica cuesta unos 15.000 pesos”, según el imputado

Respecto de los disparos indicó que se hallaban con su padre a una distancia de los guanacos de entre 150 y 200 metros. El primero de los disparos fue cuando los animales caminaban en el sentido este-oeste. Tras el primer disparo fallido, los animales giraron en su propio sentido. Los cazadores hicieron  varios metros con la camioneta para disponer de un mejor ángulo de tiro para realizar luego los dos últimos disparos que dieron en los dos animales.  Luego mientras su padre caminaba hacia los animales, Eduardo Naya preparó los cuchillos para despostarlos y que se hallaban en la parte posterior de la camioneta. Su padre Oscar regresó a acercar la camioneta hasta unos 50 metros de los animales, mientras Eduardo cortaba las partes de los animales de utilidad para alimentar a los perros.

“Al regresar se encontraron con dos particulares en un cuatriciclo. Nos preguntaron si estábamos cazando. Les dijimos que sí, que atrás llevábamos a los guanacos. Fue ahí que nos dieron la peor noticia del mundo, que le habíamos pegado a un chico”, indicó entre sollozos.

Luego profundizó el relato de esos movimientos acercándose al Tribunal y contestando preguntas de la fiscalía, la querella y de los jueces Darío Arguiano y Sergio Piñeda.

-Producido por el Area Comunicación Institucional del Ministerio Público Fiscal del Chubut, oficina Rawson, cel. 154303343.

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