El testimonio de la madre de la víctima
Acompañada en todo momento por el abogado querellante Carlos Villada y por dos profesionales del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito (SAVd), la señora Susana Pires –madre de Emanuel, el adolescente muerto de un balazo por el disparo que realizaron dos cazadores en la Playa El Sombrerio, el 9 de diciembre pasado- aguardo el momento de su declaración en una oficina contigua a la sala de audiencias. Prefirió no estar presente en el momento en que declaró Eduardo Naya, uno de los dos imputados, éste en carácter de partícipe necesario. La mujer contó cómo educó a sus cuatro hijos, entre ellos la víctima, lo que hizo ese día Emanuel y las actividades educativas y deportivas que realizaba, entre las que destacó sus sueños de ser contador público viajar a Europa con el club Bigornia y haber sido elegido en su escuela el mejor compañero.
La declaración la realizó en la primera audiencia del juicio oral y público que se realiza en Rawson por el crimen del menor en el que se encuentran imputados Oscar y Eduardo Naya, el primero en carácter de autor material del delito de homicidio simple agravado por el uso de armas y su hijo Eduardo como partícipe necesario.
Dijo que “ese día, me había dirigido con mi otro hijo, Agustín, de 15 años a la escuela Agrotécnica de Gaiman, donde estudiaba. Emmanuel se había quedado construyendo el galpón que tanto quería para disfrutarlo con sus amigos. Volvimos con la comida hecha y con un regalo para él que tenía que ver con su trabajo de disc-jockey. En casa hablamos del acto académico que se iba a hacer al otro día de la escuela de Playa Unión donde Emma iba y que iba ser distinguido como escolta”.
Dijo que luego de almorzar “vinieron a buscar los amigos en sus cuatriciclos para dar una vuelta. Yo no quería que fuera porque tenía que comprarse la ropa para el otro día y organizar todo, pero me dijo que iba a dar una vuelta y volvía. Se puso el casco y se fue con sus amigos. Me dijo ´te amo´, me dio un beso y se fue. “Pasó la hora y lo llamé y me dijo que ya volvía, que estaba en El Sombrerito. A eso de las 17.30 no volvía y comencé a llamarlo varias veces y no respondió, así que salí a buscarlo en el auto. Llamé a casa y no había vuelto. En medio de la búsqueda, veo ambulancias, patrulleros y autos oficiales y me paralicé. Presentí que estaba en peligro. Así que de allí fui a la casa de un amigo de él, Francisco y su mamá me dicen que a Emmanuel le habían pegado un tiro. Cuando llegué al hospital de Rawson, comprobé que estaba muerto”. Concluyó indicando que “nunca me imaginé en mi vida que Emmanuel pudiera morir de esta manera por la irresponsabilidad de dos personas”.
-Producido por el Area Comunicación Institucional del Ministerio Público Fiscal del Chubut, Cel. 154303343
