Desde el 11 de septiembre se desarrolló en diversas jornadas el juicio oral mediante el cuál se ventila lo sucedido en la madrugada del 20 de enero de 2013, en una zona conocida como "la calera", ubicada entre las calles Burmeister, Rawson y Pascual Daleoso, del barrio Menfa en Trelew. Aquel día Rubén Aníbal Loscar, de 29 años, halló la muerte, presumiblemente debido a la agresión padecida por parte de un grupo de jóvenes que salía de un festejo en un domicilio particular cercano.
Tras los testimonios convocados por las partes y los informes documentales y profesionales presentados, el Ministerio Público Fiscal, representado en el debate por la fiscal general María Tolomei enfatizó drásticamente sobre la valoración de las pruebas científicas, que demuestran como sucedieron los hechos, a la vez que determinan los elementos utilizados para terminar con la vida de Loscar, contradiciendo a dos testigos que durante la etapa de investigación habían declarado de una manera, y durante el juicio cambiaron sus dichos con distintas justificaciones.
Manifestó la doctora Tolomei durante su alegato que no se puso en discusión durante este evento las circunstancias previas al encuentro de la víctima y sus presuntos agresores, hablando de una pelea registrada en el interior de la fábrica, donde la víctima ya se encontraba y recibe la visita de uno de los integrantes del grupo Allí en una pelea Loscar golpea el rostro de su contricante, que decide retirarse junto al resto, siendo seguido en sus pasos, mientras el mismo Loscar gritaba: " vos me conocés, este lugar es mío, los voy a cagar a tiros..."
Posteriormente y al verificar las heridas en la cara del golpeado, algunos reaccionan y voltean nuevamente hacia el interior, iniciándose otra pelea, pero esta vez de varios contra Loscar, quien cae al piso y es agredido. Resalta la fiscal que hasta aquí la descripción fue coincidente en la mayoría de los que atestiguaron durante el debate, habiéndose mencionado que de parte de los agresores se oyó: "vamos a pegarle", retirándose parte de ellos y quedando tres, quienes golpeaban hasta dando a entender la utilización de piedras o bloques. Aquí ya los testimonios no son coincidentes debido a la situación de extrema violencia, en medio de gritos pidiendo que frenen el ataque, cosa que no se pudo lograr.
Testimonios y pruebas periciales
Argumentó que mas allá de las diferentes miradas, de acuerdo al lugar que ocupó cada uno al momento del suceso, el relato coincide con las lesiones observadas en la autopsia, las que en su mayoría se dieron en la cabeza, siendo esto lo llamativo, ya que un ataque realizado directamente al cráneo solo tiene por objeto causar la inevitable muerte. Rubén Loscar estaba tirado en el piso siendo atacado por tres personas a fuerza de puntapiés y piedras, ratificó la fiscal, agregando que el detalle de lesiones es claro, compatibles con patadas y piedras, siendo esta evidencia claras, de acuerdo a las pericias, donde se determinan dos piedras con ADN de la víctima.
Durante el juicio, peritos del área criminalística de la policía enfatizaron sobre la mecánica del hecho, dejando trascender que una de las piedras usadas contra la víctima debió ser alzada con dos manos y la restante, mas chica, con una sola, hablando de la presencia de dos agresores con estos elementos, considerando ésto como irreversible para determinar la forma en que murió. También marcó la importancia de una planometría, en el sentido que sirvió para la ubicación del cuerpo y sus atacantes, resolviendo una actuación conjunta entre los tres: "la certeza del resultado mortal es absoluta, no siendo posible aseverar una duda en la falta de previsibilidad de esta muerte...", dijo firmemente la fiscal, quien calificó al ataque como imprevisto y dirigido a eliminar machacando la cabeza, no por una postura defensiva.
Por todo esto evaluó los dos testimonios contradictorios como falaces e inconsistentes con lo que produce la prueba. Uno de ellos daba cuenta en su momento que cuando se aseguraron que Loscar no estaría en condiciones de tomar revancha se retiraron, no lo auxiliaron, lo dejaron tirado, siendo un cuerpo inerte, manifestando: "vamos, déjenlo, ya está...", según declaró quien llamó al 101.
Los dos testimonios habían manifestado en etapa preliminar, y fueron mostradas durante el juicio, sobre la utilización de las piedras, pero ahora una de las testigos no se acordaba y el otro refirió haber sido presionado por la policía para declarar en su momento de aquella manera. La doctora Tolomei recalcó la falta de credibilidad durante el debate en esos aspectos, ya que consideró inconsistentes las presiones aducidas, situación que en ningún momento había mencionada hasta llegar hasta el juicio, ni siquiera con las personas mas confiables de su entorno.
Calificaciones
En su momento, uno de los integrantes de aquel grupo se había auto incriminado, otro es un menor inimputable y quedaron los dos sindicados como quienes habrían utilizados las piedras criminales. Con los argumentos expuestos y la prueba merituada, el Ministerio Público Fiscal pidió para uno de los acusados la coautoría por homicidio simple, y debido al testimonio cambiado durante el juicio, solicitó para que el restante sea declarado partícipe necesario de la muerte de Loscar.
En ese sentido, adhirió el querellante de la familia de la víctima, el abogado Javier Romero, mientras los defensores Lisandro Benítez y Fabián Gabalachis postularon la absolución de sus defendidos, aduciendo que el menor inimputable podría haber sido el autor material del crímen.
Mañana veredicto
El tribunal presidido por Orlando Castro, a quien acompañan Sergio Piñeda y Marcela Pérez, dará a conocer el veredicto mañana jueves a las 12 en la sala de audiencias ubicada en el sexto piso del edificio de tribunales.