Gabriel Ignacio Alvores declaró hoy en el marco del juicio por homicidio agravado por el vínculo que se le sustancia en la Cámara del Crimen madrynense. También depusieron ocho testigos presentados por la Defensa Técnica del ex policía, quien está acusado de haber asesinado a su madre el 10 de enero de 2008. El próximo viernes a las 7:30 horas se producirán los alegatos. En la jornada de hoy los testimonios rondaron el vínculo que el imputado mantenía con su madre y su situación particular y familiar. En esa sintonía se pronunciaron diversos licenciados en psicología y trabajo social, como así también personal del Servicio Social de la Policía del Chubut y el Comisario Retirado que en ese momento estaba a cargo de los sumarios administrativos. Alvores también prestó su testimonio, donde relató su visión de los hechos. Al respecto mencionó que el día que murió su madre estuvieron bebiendo alcohol juntos al mediodía. Luego él se fue a una iglesia evangélica a la que asistía y al regresar la encontró ebria y tendida en el suelo, por lo que la acompañó a recostarse. Narró que posteriormente escuchó un golpe que provenía de la planta alta de la vivienda y un tiempo después otro ruido similar en la cocina. Cuando se acercó la observó tumbada en el suelo. Según sus dichos, al verla lastimada y llena de sangre trató de higienizarla con un recipiente con agua. Pero negó haber baldeado el piso para borrar los rastros. Asimismo admitió que en un momento se enojó con ella y la pateó. El imputado rememoró que luego volvió a quedarse dormido y cuando se despertó encontró a la víctima muerta. Ante esa circunstancia pensó que lo culparían por el óbito. A continuación se cambió la ropa que estaba manchada con sangre y se quitó un pantalón de jean y unas zapatillas, que luego fueron secuestradas por personal policial. OCHO TESTIMONIOS QUE APUNTAN A UN PROBLEMA DE ALCOHOLISMO COMPARTIDO Fue el testimonio del Licenciado en Psicología que se entrevistó doce veces con Alvores luego de ocurrido el hecho, el que echó luz respecto la situación en que se encontraba el imputado. Para el profesional, presentaba un estado “confusional y de perplejidad”. También se refirió a ciertos signos en su accionar característicos de un problema de alcoholismo crónico. Acerca de los rasgos salientes de la personalidad del ex policía, el testigo manifestó que presentaba una marcada introversión, una fuerte ambivalencia y una rigidez lógica con la que intentaba preservarse ante la angustia. Puso énfasis además en la relación estrecha del imputado y la víctima, la existencia de una “patología compartida de alcoholismo” y la imposibilidad de Alvores para cortar con el vínculo con su madre y realizar una salida exogámica del domicilio que compartían. Luego arribó el turno de las profesionales que en el Centro de Día para la prevención y asistencia de las adicciones en Puerto Madryn, tuvieron la posibilidad de contactarse en exiguas entrevistas con el imputado y su progenitora. Ello porque si bien Alvores fue enviado a esa institución por el Servicio Social de la Policía, la asistencia reviste carácter voluntario y tanto el imputado como su madre dejaron de presentarse en dicho Centro. Datos de vital importancia respecto la situación familiar del inculpado brindó la Licenciada en Trabajo Social que por solicitud de la policía de la provincia realizó tres visitas a su vivienda. La profesional manifestó que en dos de las oportunidades encontró a la víctima en estado de embriaguez y que notó a Alvores en una situación de abandono y depresión. El Comisario Retirado Elías Vázquez, quien estaba a cargo de los sumarios administrativos en la Unidad Regional de la ciudad, clarificó la situación laboral del ex policía durante el año 2007. Narró que si bien era un empleado muy respetuoso, había hecho abandono de servicio por varios días cuando desempeñaba sus funciones en la Seccional Segunda. También refirió que en el lapso en que prestó servicios en Puerto Pirámides, su superior advirtió que tenía problemas con el consumo de alcohol y fue nuevamente trasladado a Madryn. De la misma forma relató que en el mes de mayo de 2007 se le inició un sumario, por haber golpeado con la culata de su arma reglamentaria a un menor de edad que lo habría agredido en un comercio barrial. Ante esta circunstancia, la cual se produjo cuando Alvores se encontraba “de civil”, la institución policial le retiró el arma. EL HECHO El crimen sucedió entre las últimas horas del día 10 de enero de 2008 y las primeras del día siguiente cuando Teresa Sofía Arias, madre del imputado, se encontraba en su dormitorio ubicado en el Barrio 140 viviendas de Puerto Madryn, donde residía junto a su hijo Gabriel Ignacio Alvores. Según las diligencias investigativas realizadas en el marco de la causa, Alvores le habría prodigado a su madre una brutal golpiza con la intención de causarle la muerte, la cual comenzó en el dormitorio y finalizó en la planta baja de la vivienda. Dicha agresión le ocasionó a la víctima equimosis, hematomas y lesiones cortantes en distintas partes del cuerpo con un arma blanca, así como fractura múltiple de costillas que dificultaron su capacidad respiratoria y fractura de la base del cráneo, lo que ocasionó su deceso. Las autoridades tomaron conocimiento del hecho a raíz del personal del Hospital Isola, que al presentarse en la escena del crimen informó a la guardia del comando radioeléctrico que habría constatado el fallecimiento de una persona de sexo femenino. De inmediato arribaron agentes policiales al lugar , quienes comprobaron que además del cavador de la víctima que se encontraba tendido en el living, se podía apreciar a simple vista claros signos de violencia en su cuerpo y la existencia de gran cantidad de agua con manchas color rojizo en el domicilio que indicaban que el lugar había sido lavado.