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Puerto Madryn

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Comenzó el juicio contra ex policía acusado de asesinar a su madre

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En la Cámara del Crimen de Puerto Madryn se inició hoy el juicio contra Gabriel Ignacio Alvores, quien está acusado de haber asesinado a su madre el 10 de enero de 2008. El Tribunal conformado por los magistrados Leonardo Pitcovsky, Silvia Martos y Julia Lazcano escuchó hoy a catorce testigos involucrados en la causa calificada como “Homicidio agravado por el vínculo en carácter de autor”. Alvores, quien se desempeñó como policía de la Provincia del Chubut hasta aproximadamente cinco meses antes de la fecha donde habría cometido el crimen, permanece en prisión preventiva en la Comisaría Segunda de la ciudad desde el mes de enero pasado. De ser encontrado culpable en el juicio que se le sustancia será pasible de una pena de prisión o reclusión perpetua. Mañana a las 10 horas continuarán los testimonios ofrecidos por la defensa técnica. CATORCE TESTIGOS Entre los catorce deponentes, brindaron su testimonio una médica que acudió al domicilio que el imputado compartía con su madre una vez ocurrido el óbito de la misma, los oficiales de policía que intervinieron en la escena del crimen, peritos, testigos de actuación, personal de la Unidad Especial de Criminalística y el médico forense que realizó la necropsia y el examen mental obligatorio al imputado. También testificó el hijo de la víctima y hermano del imputado, el sujeto que fuera pareja de la mujer asesinada, una vecina y un comerciante del barrio. Fue el testimonio del médico forense el que clarificó las causas de la  muerte de la mujer. En su alocución señaló que al examinarla encontró en su cuerpo heridas contusas y de arma blanca además de múltiples lesiones, muchas de las cuales no eran recientes sino de larga data. Al respecto aclaró que dichas marcas y cicatrices podrían pertenecer a una persona que era golpeada de manera habitual. Indicó que el mecanismo de la muerte “fue un proceso agónico” que se originó por la conjunción en un término no menor a una hora de una hemorragia cerebral, numerosas lesiones de tórax y trastornos circulatorios. De la misma manera, mencionó que el cadáver presentaba marcas que evidenciaban que habría sido arrastrado. También el relato del responsable de la Unidad Especial de Criminalística de la zona posibilitó reconstruir cual fue la dinámica del homicidio. Según sus dichos el hecho se habría iniciado en la habitación de la víctima ubicada en la planta alta de la vivienda, donde aparecieron las primeras micro gotas de manchas hemáticas. Posteriormente desde la escalera y en dirección descendente se habrían detectado manchas de sangre de diferentes formas y tamaños, que resultan elementos probatorios para afirmar que el cuerpo de la víctima habría sido arrastrado hacia la planta baja. LA CASA SE HABRÍA BALDEADO Todos los testigos que pudieron acceder a la escena del crimen coincidieron en que tanto el domicilio como el cadáver de la víctima fueron aseados de manera desprolija, con la supuesta intención de adulterar las pruebas de los hechos. Dicha afirmación surge por la presencia de humedad “como si hubieran baldeado” en los pisos de la vivienda al momento en que arribaron tanto el servicio de emergencia como los efectivos policiales. De igual manera, la vestimenta de la mujer estaba mojada. Sin embargo la maniobra de limpieza no se realizó con éxito, puesto que en las fotografías contenidas en el expediente judicial se puede observar la existencia de manchas hemáticas diluidas en agua en los zócalos del living comedor y en tramos de la escalera. También en las paredes se capturaron imágenes de rastros de sangre que habrían tratado de borrarse con algún elemento de limpieza mediante movimientos circulares. Asimismo, las prendas de vestir que pertenecerían al imputado que fueron secuestradas en el lugar del hecho presentaban manchas hemáticas. EL HECHO El crimen sucedió entre las últimas horas del día 10 de enero de 2008 y las primeras del día siguiente cuando Teresa Sofía Arias, madre del imputado, se encontraba en su dormitorio ubicado  en el Barrio 140 viviendas de Puerto Madryn, donde residía junto a su hijo Gabriel Ignacio Alvores. Según las diligencias investigativas realizadas en el marco de la causa, Alvores le habría prodigado a su madre una brutal golpiza con la intención de causarle la muerte, la cual comenzó en el dormitorio y finalizó en la planta baja de la vivienda. Dicha agresión le ocasionó a la víctima equimosis, hematomas y lesiones cortantes en distintas partes del cuerpo con un arma blanca, así como fractura múltiple de costillas que dificultaron su capacidad respiratoria y fractura de la base del cráneo, lo que ocasionó su deceso. Las autoridades tomaron conocimiento del hecho a raíz del personal del Hospital Isola, que al presentarse en la escena del crimen informó a la guardia del comando radioeléctrico que habría constatado el fallecimiento de una persona de sexo femenino. De inmediato arribaron agentes policiales al lugar , quienes comprobaron que además del cavador de la víctima que se encontraba tendido en el living, se podía apreciar a simple vista claros signos de violencia en su cuerpo y la existencia de gran cantidad de agua con manchas color rojizo en el domicilio que indicaban que el lugar había sido lavado.

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