El testimonio dado por un empleado policial que se encontraba casualmente realizando compras en un comercio ubicado en Pellegrini al 1900, resultó vital para dar con uno de los presuntos autores de un robo agravado por uso de arma en poblado y en banda, ocurrido el viernes 11 de octubre cerca de las 23.
El Ministerio Púbico Fiscal, representado por el fiscal general Omar Rodríguez, relató que en aquel momento ingresaron al local tres personas portando armas, descriptas como dos calibre 22 y una pistola 9 mm, amenazando a quienes allí se encontraban, clientes y propietario, haciéndose de cuatrocientos pesos y variada mercadería.
"Este es gorra"
Sin embargo, uno de ellos se dirigió hacia donde estaba el policía, quien no se encontraba en servicio, y comenzó a gritar: "este es gorra", mientras le apuntaba a la cabeza, tras lo que acudieron sus acompañantes y obligándolo a tirarse al piso lo golpearon a patadas, exigiéndole la entrega del arma reglamentaria que no llevaba consigo, por lo que le sustrajeron un celular y una billetera, dándose luego a la fuga.
La audiencia de control tuvo lugar el lunes 14, pero se extendió con la producción de prueba testimonial propuesta por la defensa, ejercida en primer término por Sergio Rey y luego Romina Rowlands, quienes convocaron a dos vecinos del imputado, de 29 años, y al empleado policial que habría resultado víctima. Los dos primeros manifestaron conocerlo y saber de sus tareas laborales, a la vez que expresaron haberlo visto el viernes 11, aunque por última vez cerca de las 19,30.
En tanto, quien lo reconoció, contó la forma en que actuaron los tres sujetos, afirmando que quien se le acercó lo apuntó con el arma, pidiéndole que se tire al piso, gritándole: "no me mires a la cara", tras lo cuál aseveró: "estaba esperando pasar para el otro lado", aludiendo a que temió que el individuo le disparara. Ante consultas de las partes, dijo que pudo conocerlo perfectamente, indicando además que resulta ser familiar de su esposa y en numerosas oportunidades lo cruza por su trabajo en dependencias policiales.
Solicitud de prisión
El fiscal general manifestó que se daba lo enmarcado en el artículo 220 acerca de la probabilidad de autoría, considerando lo sucedido como un hecho grave, al ingresar tres sujetos con armas, poniendo en peligro la integridad de varias personas, ocasionales clientes, mencionando la extensión del daño en tal sentido, y destacando la intervención del Servicio de Asistencia a la víctima del delito (Savd) para la atención y contención de los afectados.
Solicitó un mes de prisión preventiva, debiéndose realizar numerosas medidas, entre ellas posibles ruedas de reconocimiento y enfatizó los antecedentes de quien fuera detenido, con una condena de dos años y ocho meses en forma condicional impuesta el 13 de agosto de este año. Este nuevo hecho, de acuerdo a su calificación, tiene una expectativa de pena que va de tres a diez años y sería de cumplimiento efectivo, a lo que se acumularía la condena ya mencionada.
Defensa
Los defensores no negaron la materialidad del hecho, pero rechazaron la posible participación de su cliente, quien al hablar durante la audiencia, dijo que estaba trabajando actualmente y tiene pequeños para atender, señalando que al momento en que se desarrollaron los hechos cocinaba para su familia. Pidieron la libertad y subsidiariamente el arresto domiciliario con salidas laborales.
Siete días de prisión
Para el juez José García, los elementos colectados hablan de una probable autoría, y si bien valoró como sinceros los dichos de los vecinos, el testimonio de la víctima principal fue contundente. Para el magistrado se encuentra presente el peligro de fuga, destacando el desamparo de las víctimas al producirse el episodio, resolviendo la prisión preventiva solo por una semana, revisándose en ese término la situación del imputado, mientras se realizan diversos procedimientos tendientes al esclarecimiento de su participación.
Según el relato de testigos, quien fuera reconocido y luego detenido, habría escapado del lugar junto a las otras dos personas, luego de correr tras el atraco y la agresión, utilizando para ello un gol blanco estacionado en las cercanías.