En la sala de audiencias de la oficina judicial transcurren las jornadas del juicio oral y público donde se encuentra acusado Julio Huentecoy, un albañil domiciliado en Trelew, acusado por el delito de homicidio calificado al haberse cometido contra un miembro de la fuerza policial, en grado de tentativa, en carácter de autor, de acuerdo a los artículos 80, inciso 8, 42 y 45 del Código Penal.
Acusación
El Ministerio Público Fiscal es representado por el Fiscal General César Zaratiegui, quien expuso al comienzo del debate acerca de la hipótesis, basada en la respectiva acusación. En tal sentido, intenta acreditar el hecho ocurrido aproximadamente a las 8 del día 13 de agosto de 2011, cuando Huentecoy se hizo presente en dependencias de la comisaría distrito primera de Trelew, sita en calle San Martín, entre Pellegrini y A.P. Bell, con el objeto de pedir explicaciones, a raíz de un procedimiento policial efectuado momentos antes en la vía pública, alrededor de las 6,15, procediéndose al secuestro de su vehículo por infracción a la Ley de tránsito.
El acusado se habría hecho presente en el lugar mencionado y con inequívoco propósito de impedir el libre ejercicio de la autoridad, y en venganza de las determinaciones adoptadas con relación a la medida adoptada con su auto, llevando consigo un bidón de plástico en su mano derecha, conteniendo combustible inflamable sin la tapa.
Dirigiéndose a los empleados policiales que se encontraban en ejercicio de sus funciones, intentó buscar a quien él identificaba como el encargado del procedimiento, recibiendo como respuesta que no se encontraba en esos momentos. No conforme, Huentecoy, vestido con un mameluco color azul, ingresó a la oficina de la guardia policial, encontrándose con el cabo Mauricio González.
Sabiendo lo que hacía y queriendo el resultado propuesto, conociendo el poder vulnerante de elemento que portaba, descargó el líquido sobre la humanidad del policía, como así también en el reducido hall del lugar, al tiempo que extrajo entre sus ropas un encendedor. Con el firme propósito de causar la muerte al empleado policial, provocó el encendido del líquido arrojado, iniciándose el fuego por todo el recinto, piso, paredes y en las prendas de vestir de González, que intentaba reducirlo junto a otros policías sumados ante tal episodio.
Producto de ese accionar, el cabo Mauricio González sufrió quemaduras de diversa consideración, en tanto otros empleados padecieron heridas consideradas de carácter leve, de acuerdo a las certificaciones médicas.
El Juicio
En la primera jornada, los principales testigos fueron precisamente los integrantes de la fuerza presentes en aquel momento, principalmente el mas perjudicado, el cabo Mauricio González, quien ratificó lo sucedido, confirmando que no había participado del secuestro vehicular, que habría originado la reacción del traído a juicio.
En varias oportunidades, el testigo, acompañado por integrantes del servicio de asistencia a la víctima del delito, debió salir de la sala, buscando reponerse ante las diversas preguntas efectuadas por la parte acusadora. Comentó como, ante la intención de Huentecoy, intentaron detenerlo, situación que provocó la pérdida de su estabilidad, cayendo al piso, donde ya había rociado combustible.
"El llegó gritando hijo de puta, te voy a matar, vos me secuestraste el auto...", dijo Huentecoy al ingresar abruptamente, cuando el cabo estaba revisando el libro de guardias, generándose un amontonamiento, donde algunos policías lo intentaban persuadir, aunque el fuego ya se había iniciado y las llamas comenzaron a tomar no solo el mobiliario, sino también las prendas de González.
El propio perjudicado señaló que llegó a este juicio buscando justicia, haciendo referencia a todos los padecimientos sufridos a partir de lo sucedido, dando detalles de las dificultades físicas que deberá soportar seguro de por vida. "Solo Dios y yo sabemos lo que he sufrido", indicó conmovido en algún momento, pormenorizando acerca de las dificultades que tuvo durante cuatro meses, sin siquiera poder ir al baño, entre otras cosas.
A su vez, manifestó que ese daño se extendió a su familia, con el dolor de su padre, quien debió ser internado y no pudiendo ver durante un largo lapso a su gente. "Por eso estoy aquí, porque creo en la justicia", ratificó el empleado policial.
Luego fue el turno de una agente, que contó cada uno de los pasos dados por Huentecoy, señalando que ella intentó detenerlo al ingresar a la sala de guardia, pero fue arrastrada y dentro de ese lugar se trenzaron, cayendo todos juntos. Comentó que él no cesaba de desparramar líquido por toda la oficina, y en algún momento la estufa explotó en llamas, extendiéndose por todo el sitio, tomando la ropa de González.
Ratificó que llevaba un encendedor en una de sus manos, siendo dificultoso poder detenerlo ante la fuerza y la firme intención de llevar adelante su objetivo, profiriendo gritos amenazantes permanentemente.
Siete fueron los testimonios escuchados ayer, y hoy se sumaron otros cinco, desistiendo las partes de unos doce testigos que habían sido convocados para deponer ante el tribunal integrado por Ivana González, José García y Darío Arguiano.
Mañana se llevará a cabo la tercera jornada, desde las 10,30, previéndose la presencia de dos testigos y la posibilidad de escuchar en forma inmediata los respectivos alegatos de parte del Fiscal César Zaratiegui, el querellante Daniel Hugo González, ambos por la parte acusadora y el defensor Fabián Gabalachis.